viernes, 25 de enero de 2013

El cazador


José Rubén Romero.- Enciclopedia de México.

Hacia el año 1910, cuando tenía 20 años de edad, el notable escritor michoacano José Rubén Romero obtuvo un empleo de administrador de Rentas en Sahuayo, cerca de su natal Cotija de la Paz; ganaba escasos 30 pesos mensuales, pero le quedaba tiempo libre, razón por la cual sus amigos lo invitaban a cacería; José Rubén no quería ir porque dada su inexperiencia en este deporte, temía darse un tiro por su propia mano. Sin embargo, tanto le insistieron que finalmente aceptó, y vea usted el resultado:
Una tarde salimos con las escopetas rumbo al rancho del Rincón en busca de venados. Los compañeros comenzaron a rastrear y a otro amigo y a mí nos encomendaron la guarda de un paso, encareciéndonos que no se tirara sino cuando la pieza estuviera bien cerca.
Nos acomodamos detrás de unas jaras, algo nerviosillos y aguzando mucho los ojos, porque la noche se nos venía encima.
Un ruido de ramas salió del encinal, y el bulto de un venado se perfiló a corto trecho de nuestro escondite. Me eché la escopeta a la cara, apunté cuidadosamente, salió el tiro y el bulto se desplomó como tocado por un rayo.
¡Con qué alegría corrí al sitio donde se agitaba la pieza! ¡El mejor blanco de mi vida! Me parecía imposible.
Pero al llegar adonde creía que agonizaba un venado me paré en seco, estupefacto.
-Amador –le grité al compañero con voz angustiada-. ¡es un macho!
-Hombre, mejor, porque la carne de las hembras es más dura –me contestó mi amigo, alegremente.
Lo cierto es que era un macho, pero un macho de carga, y yo tuve que pagarlo al arriero.
¡Adiós, alcancía y vanidad pasajera de buen tirador!
Fuente: J. Rubén Romero. Apuntes de un lugareño (1932)

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